
Dos grandes empresas chinas -la automotriz BYD y Tsingshan Holding Group– desistieron de avanzar en proyectos para la industrialización del litio en Chile.
Contemplaban una inversión superior a los USD 500 millones, tanto en Antofagasta como Mejillones, más la generación de miles de empleos.
Pero todo quedó en nada, porque los fantasmas de la permisología volvieron a poner en jaque la credibilidad de Chile y sus instituciones, en medio de la tramitación del proyecto de permisos sectoriales que se discute en la Comisión de Hacienda del Senado.
BYD y Tsingshan
El proyecto de ley marco de permisos sectoriales ingresó en enero de 2024 al Congreso y ha formado parte de la mutación del denominado pacto fiscal del Gobierno en todas sus expresiones.
Estuvo cinco meses en la Comisión de Economía de la Cámara Baja, luego cinco meses más en la misma Comisión en el Senado y ahora, finalmente, empezó a discutirse en Hacienda.
Pero la inquietud por la “maldita permisología” que está frenando las inversiones, como dijo el expresidente Eduardo Frei-, persiste.
El ministro de Economía, Nicolás Grau, se refirió al desistimiento de BYD y Tsingshan. Reconoció que si bien administraciones pasadas “hicieron todos los esfuerzos posibles”, esto nos muestra que no se trata de un problema de gestión, sino que se requiere de un cambio normativo.
Grau reconoció que hay otras trabas burocráticas que tratar, pero pidió que no se confunda a la opinión pública, porque los permisos sectoriales en varios casos son más y no solo lo que respecta al ámbito medioambiental.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, le puso urgencia al proyecto para acortar los tiempos de permisos, en el contexto de velar por los intereses de Chile ante las tensiones de la guerra comercial en el mundo.
Pero, a juicio del senador de Renovación Nacional, Rodrigo Galilea, lo que ocurre en el territorio nacional en materia de permisos “es absurdo” y que se necesita con urgencia legislar la materia para que el país avance.
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La huida de Sinovac y otras empresas
En un contexto similar, en 2023 la biofarmacéutica Sinovac, también del gigante asiático, comunicó que desistía de construir una planta de vacunas en suelo nacional, acusando que el terreno designado no cumplía con las condiciones necesarias para el desarrollo del centro.
Trasladó la inversión de USD 100 millones a Colombia.
Pero no ha sido la única: la noruega Statkraft no concretó su idea de levantar un megaproyecto eólico también en el norte; y capitales chilenos -de las empresas CMPC, Arauco y Colbún- han terminado invertidos en países como Brasil.
Ahora a la lista se sumaron BYD y Tsingshan, que estaban a la cabeza de la industrialización del litio en el norte de Chile.
Con relación a la situación de BYD, existían alertas desde hace más de un año: porque mientras la autoridad señaló que tiene que ver con el abrupto cambio en las condiciones del mercado del litio y la caída del precio, en mayo de 2024 la automotriz expresó su molestia por la lentitud de los procesos locales (desde encontrar terreno para instalar la planta de producción de baterías y cátodos de litio, más otros bloqueos administrativos).
Por todo, el diputado independiente del PPD que integra la Comisión de Minería en la Cámara Baja, Cristian Tapia, señaló que otro factor podría ser incluso una “distancia” -e incluso un deterioro- en las relaciones entre Chile con China.
Y ahí surge el recuerdo de algo reciente: el 21 de abril, China, a través de su Embajada en Santiago de Chile, condenó el grave ataque incendiario que afectó a Rucalhue Energía SpA -filial del conglomerado “China International Water & Electric Corp CWE”- en la comuna de Santa Bárbara, región del Bío Bío.
Emplazó al presidente Gabriel Boric a acreditar mayor seguridad para garantizar la seguridad tanto del personal como de los proyectos de empresas chinas en Chile.
Fuente: biobiochile.cl