Desalación en minería: Desafíos y oportunidades

En Sudamérica, Minera Michilla fue la primera en construir una planta desaladora de tamaño industrial el año 1993.| Imagen referencial / Crédito: BHP

Las inclemencias del cambio climático global y la sequía en curso han acusado agobiantes problemas de suministro de agua en varias regiones de Latinoamérica.

Enclavada en una región famosa por la aridez y la falta de agua, Israel produjo 505 billones de litros cúbicos de agua en 2015, cubriendo las necesidades de su agricultura, la actividad industrial y las del sector residencial. ¿Cómo lo hizo? Fue un largo camino: primero ahorró el recurso hídrico, luego reutilizó las aguas grises y negras, para finalmente consolidar el modelo de la desalinización en la década de los ‘90. Hoy más del 60% del agua que se consume en Israel es desalinizada.

Este viaje, desde la escasez hasta la seguridad hídrica, ha alentado a países como Chile, México y Perú, este último de manera más incipiente, a buscar alternativas de uso del recurso hídrico. Frente a este panorama, hay una industria que ha sabido adelantar los futuros impactos, tomando decisiones oportunas que han brindado continuidad y sostenibilidad a la actividad: la minería.

Líder en la región

Chile, el mayor productor de cobre del mundo, enfrenta un urgente desafío, especialmente en las regiones mineras del norte, como Antofagasta y Atacama. El déficit hídrico creciente por los efectos del cambio climático, ha llevado a la gran minería del cobre a invertir en soluciones innovadoras como el uso de agua de mar, desalada o salina, y el reúso de aguas residuales, para asegurar un suministro constante de agua.

Actualmente, el 85% de la capacidad instalada de desalación industrial de agua de mar abastece a la gran minería del cobre, tecnología de adaptación que le ha entregado seguridad hídrica a la industria, reduciendo su consumo de fuentes continentales. Según la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el uso de agua de mar en la minería alcanzó el 25% en 2022 y se espera que llegue al 71% para 2033. Esta transición hídrica ha permitido que operaciones como las de Minera Escondida de BPH, inaugurada en 2018, se abastezca totalmente de agua de mar desalada con la planta más grande del continente.

En Sudamérica, Minera Michilla, de propiedad de Minera HMC S.A., fue la primera en construir una planta desaladora de tamaño industrial el año 1993. Posteriormente, Aguas Antofagasta comenzó a operar la planta La Chimba en 2003. Luego, Minera Centinela, de Antofagasta Minerals, también fue pionera en el uso de agua de mar para sus procesos productivos en 2011. Desde entonces, varias empresas mineras han seguido su ejemplo, como Aguas CAP, ubicada cerca de Caldera, que abastece tanto a operaciones mineras como a comunidades locales para consumo humano y riego agrícola.

“La gran minería lidera la inversión e innovación en eficiencia hídrica, reutilizando ya el 73% del agua requerida para sus operaciones y abasteciéndose con agua de mar, desalada y salina, beneficiando con ello, directa e indirectamente, a las ecosistemas hídricos y a las comunidades de los territorios en que se disponibilizan esas fuentes continentales”, aseguró Rafael Palacios, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades).

Si bien Chile corre con ventaja en la adopción de la desalación de agua de mar para la industria minera, en países como Australia, la tecnología también está siendo implementada, aunque a menor escala. Allí, la planta de desalación Southern Seawater Desalination Plant en Perth abastece tanto a la minería como al consumo humano. En el caso de Perú, también se ha comenzado a explorar la desalación de agua de mar como alternativa ante la escasez de fuentes continentales.

Innovación en desalación

La integradora Quanttum ha desarrollado una innovación que resuelve el impacto medioambiental que provocan los residuos derivados de los procesos de desalación, al mismo tiempo que aumenta la generación de agua dulce.

Con el objetivo de aportar a una infraestructura hídrica más eficiente y sostenible, el grupo de expertos y profesionales chilenos que forman parte de Quanttum, se propusieron desarrollar una solución que optimizara el proceso de las plantas desaladoras, que son la fuente estratégica de abastecimiento de agua para diversos procesos productivos y el consumo humano.

Quanttum es una integradora de triple impacto dedicada a resolver los grandes desafíos actuales a través de soluciones innovadoras, y una de ellas es el proyecto Effizienz, que funciona a través de la reutilización de la salmuera. Esto ocurre gracias a que cuenta con tecnologías y procesos implementados en sistema modulares, capaces de separar el agua y el cloruro de sodio que componen la salmuera.

“De esta manera, se logra aumentar en 50% la generación de agua dulce, mientras que el cloruro de sodio, que es un subproducto de la salmuera, se destina a valorización energética, evitando que se vierta al mar como ocurre hasta ahora, descartado así la afectación a los ecosistemas marinos”, explicó Sebastián Rioseco, director de Proyectos de Quanttum.

Una de las grandes ventajas de Effizienz es que es una solución de bajo costo, que se puede implementar sin afectar el funcionamiento actual de las plantas desaladoras. La solución actualmente cuenta con todo el desarrollo técnico para su implementación y, según el ejecutivo de Quanttum, esperan lanzan el primer piloto a nivel industrial en el norte del Chile durante 2025.

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