
El Perú carga con una herencia ambiental compleja, alrededor de 7000 pasivos mineros identificados que requieren urgente remediación. Estas huellas de la minería ancestral y moderna representan riesgos para la salud de la población y para los ecosistemas.
Desde 2006, la empresa estatal Activos Mineros S.A.C. (AMSAC) asumió la misión de remediar estos sitios contaminados. La entidad forma parte del grupo Fonafe y trabaja en coordinación con el Ministerio de Energía y Minas, que prioriza los pasivos de mayor riesgo.
“Estamos hablando de todos los impactos ambientales que ha dejado la historia minera del Perú, desde la época virreinal hasta la republicana y las empresas del Estado”, explicó Antonio Montenegro, gerente general de AMSAC.
Trabajo
La inversión pública en este rubro ya supera los 1100 millones de soles (aproximadamente USD 316 millones) en los últimos diez años. Solo en 2024, AMSAC ejecutó el 124% de su presupuesto inicial, con más de 185 millones de soles (más de USD 53 milllones) destinados a proyectos de recuperación ambiental.
“Este trabajo no solo devuelve áreas verdes, también asegura estabilidad física, química e hidrológica. Reducimos la contaminación en aire, suelo y agua, cumpliendo con los estándares ambientales vigentes”, señaló Montenegro.
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La tarea, sin embargo, aún es gigantesca. De los siete mil pasivos identificados en el inventario nacional, Activos Mineros ha intervenido poco más de 1200. La diferencia representa un desafío que requiere políticas públicas de largo aliento.
Además de las obras físicas, AMSAC impulsa proyectos de investigación y nuevas tecnologías. En Pasco, por ejemplo, una antigua base militar se transformó en centro de investigación para promover alternativas como la fitorremediación.
“La inversión en remediación ambiental no es un gasto, es una inversión. Al 2030, está demostrado que la plusvalía y los beneficios sociales devuelven cada sol destinado a este esfuerzo”, destacó el gerente general de AMSAC.
Los resultados también se reflejan en la biodiversidad. En la zona del proyecto Delta Upamayo, se logró la recuperación de más de 147 especies en vías de extinción, lo que abre oportunidades para el turismo y el desarrollo local sostenible.
El funcionario destacó que el reto hacia adelante es claro, acelerar el cierre de pasivos mineros, consolidar la confianza ciudadana y garantizar que la minería formal se desarrolle con responsabilidad. Solo así se podrá transformar esta pesada herencia en una oportunidad de futuro.
Beneficiados
La remediación que se realizó en el proyecto Excelsior, en Pasco, beneficia a 240 000 personas directamente, ya que sus viviendas se encontraban muy cerca del desmonte minero, antes de la intervención vivían en riesgo debido a la contaminación que se generaba en la zona. Además, se asegura una calidad de agua para otras zonas cercanas.