Según cálculos de la Comisión Nacional de Energía de Chile, para el año 2020 el país debe añadir 8.000 megavatios a su sistema eléctrico de 17.000 megavatios, es decir, debe incrementar su producción en un 47% o no podrá satisfacer la demanda nacional, de la que la industria minera representa una quinta parte. Sin embargo, Chile está teniendo dificultades para superar la creciente oposición que enfrentan los proyectos de construcción de nuevas centrales eléctricas que varias compañías mineras quieren construir, por lo que diversos proyectos mineros, que requieren inversiones por US$100.000 millones, podrían ser suspendidos o cancelados.
El empresario brasileño Eike Batista, accionista mayoritario de la minera MPX, desarrolló junto con la empresa alemana E.On el proyecto Central Castilla, que tendría una capacidad instalada de 2.100 megavatios y para el que se requeriría una inversión de US$5.000 millones. Central Castilla abastecería a las explotaciones mineras proyectadas para la Región de Atacama a partir de 2016, sin embargo la Corte Suprema de Justicia rechazó el proyecto. Adicionalmente, BHP Billiton y Teck Resources han manifestado su intención de construir centrales eléctricas para abastecer sus proyectos mineros.
La incertidumbre generada hizo que el sector empresarial indicara que la carpeta de inversiones para los próximos diez años en el industria minera, corre el riesgo de ser suspendida o cancelada. Esas inversiones, manifestaron los representantes del sector privado, permitirían la creación de 100.000 empleos directos, 300.000 indirectos y tendrían un impacto positivo en la economía de todo el país.
Las empresas indicaron que, de esa inversión de US$100.000 que ahora está en riesgo, US$44.000 se destinarían a la construcción de proyectos, US$40.000 irían a la compra de equipos, US$8.000 a pagar servicios de ingeniería y otros US$8.000 serían reservados para otros ítems.
MPA