
En su informe “Costos de inversión de proyectos de extracción y procesamiento de minerales”, Cochilco señala que la inversión en proyectos mineros constituye un capital de alto riesgo, especialmente en los proyectos greenfield, que carecen de infraestructura y de historial operativo. La relevancia del estudio radica en la comparación de costos entre países de la región, identificando factores estructurales, infraestructura, costos laborales y energía.
El análisis emplea información de Wood Mackenzie, que recopila datos técnicos y económicos de proyectos mineros en Chile y América, seleccionados por su grado de avance y disponibilidad de información sobre CAPEX y OPEX.
A partir de esta base, se elaboró una cartera regional de 67 proyectos de cobre greenfield: 52 a rajo abierto y 15 subterráneos. Perú concentra la mayor cantidad, con 18 proyectos de rajo y 1 subterráneo. Canadá ocupa el segundo lugar, con 12 proyectos de rajo y 6 subterráneos. El tercer lugar lo comparten Chile —con 6 proyectos de rajo y 2 subterráneos— y Estados Unidos —con 4 proyectos de rajo y 4 subterráneos—.
Del total de proyectos, 58 contemplan plantas concentradoras como proceso metalúrgico principal. Con respecto al estado de los proyectos, 11 de ellos se encuentran clasificado como probable, 55 como posible y 1 como tentativo, siendo probable el estado de mayor nivel de certeza.
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El estudio se centra en proyectos de rajo abierto con plantas concentradoras, identificando que Chile presenta la mayor intensidad de capital para plantas de capacidad media y la segunda más alta para grandes escalas. Este escenario se explica por leyes de mineral relativamente bajas, que obligan a procesar mayores volúmenes de mineral, aumentando el consumo energético y los costos operativos.
En materia de energía, Chile exhibe los costos más altos de la región en molienda, entre USD 2.4 y USD 3 por tonelada procesada, impulsados por tarifas eléctricas elevadas (USD 11.1/kWh), derivadas de una matriz energética aún dependiente de fuentes térmicas, de los altos costos de transmisión de las energías renovables y de respaldo.
Respecto a la mano de obra, Chile también lidera los costos laborales del proceso extractivo, con valores de USD 0.90/t en plantas medianas y USD 1.08/t en plantas grandes. Entre las causas se destacan el déficit de profesionales especializados y la localización remota de las faenas, que exige salarios compensatorios para atraer y retener personal calificado.
De acuerdo con el informe, la minería chilena mantiene un alto potencial geológico, pero su competitividad estructural se ve afectada por mayores costos laborales y energéticos, lo que plantea la necesidad de avanzar en eficiencia tecnológica e infraestructura sostenible para atraer nuevas inversiones y mantener su liderazgo en la producción de cobre.
