Por Walter Duer, Buenos Aires
Aldo Castro, gerente de Soluciones de Información & Automatización de C2 Mining Solutions, una compañía chilena proveedora de herramientas informáticas específicas para empresas mineras, tira la primera piedra: “Existe en el sector minero una conciencia generalizada del aumento de costos de la electricidad y los combustibles y la escasez creciente de recursos, como el diésel, el gas natural o el agua, para la ge- neración de energía que sustente la producción minera en el futuro”.
El ejecutivo agrega que, además, “las fuentes renovables, como pueden ser la energía eólica o solar, aún no constituyen una alternativa viable para los volúmenes de producción actuales, al tiempo que ya se ha instalado en la discusión pública la definición política sobre el uso de energía nuclear”.
Con este escenario parece válido asegurar que una gestión eficiente de la energía puede ser una alternativa para mejorar la competitividad, disminuir los costos y, más aún, sostener una empresa minera a largo plazo. Así lo explica Guillermo Sueiro, presidente de Ellmann Sueiro y Asociados, una empresa especializada en mantenimiento industrial: “Cada vez se hace más notable la dependencia directa entre la producción de bienes y servicios y la disponibilidad de energía”.
¿Existe una conciencia clara entre las mineras de la región de lo que implica el concepto de administración eficiente de la energía? Aparentemente, no. “La mayoría de las empresas mineras lanzan programas o iniciativas corporativas de ahorro de energía y establecen metas que muchas veces no logran alcanzar, porque traducir esos programas en un listado de proyectos técnicamente viables y económicamente rentables no siempre es fácil para las operaciones, considerando que generalmente no cuentan ni con el conocimiento tecnológico, ni con información relevante de sus procesos para lograr eficiencias”, señala Castro.
Las vías para ahorrar energía en el contexto de una minera van desde la optimización del control de temperatura en un horno de fusión o el control de combustibles en camiones de extracción hasta el reemplazo de accionamientos eléctricos en bombas o maquinarias de alto consumo, así como el uso de centros de motores inteligentes, entre muchas otras opciones. “Lo primero es entender cómo se distribuye el consumo energético al interior de la planta o área para luego determinar cómo se puede reducir –agrega Castro-. La administración eficiente implica el monitoreo como primera etapa y luego la implementación de programas y soluciones”.
Manos a la obra
Las mineras interesadas en la eficiencia energética cuentan con una herramienta de software específica para este tema: C2 Mining.
Entre los beneficios que logran las empresas que lo implementan se destaca la reducción de costos, asociada con menores consumos y la posibilidad de negociar de manera informada tarifas con el proveedor. También se obtiene mayor información sobre los procesos, lo que permite entender dónde se producen y cuáles son las causas de los mayores consumos. Del mismo modo, se apunta a la visibilidad sobre las operaciones, para poder comparar rendimientos en máquinas, áreas de proceso, turnos de producción o malas prácticas, entre otras variables. “La conciencia operacional es otra ventaja clave: permite entregar al operador herramientas para manejar el proceso con mayor información”, añade Castro. Desde el punto de vista de la imagen, un uso racional de los recursos energéticos mejora la forma en cómo la sociedad ve a la compañía.
Aún no son muchas las empresas de la región que están ocupándose de implementar este tipo de soluciones. “Hemos hecho algunos proyectos de supervisión eléctrica a nivel de subestaciones”, señala Castro. Entre las pioneras, se ubica la canadiense Teck, que opera minas de cobre en Chile (Carmen de Andacollo y Quebrada Blanca) y Perú (Antamina).
Entre las prestaciones que brinda la solución de C2 Mining, que se apoya en diferentes tecnologías, como SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition, obtención de datos y control para supervisión), se incluye el cumplimiento de las regulaciones de desconexión automática de cargas que haya enunciado la autoridad eléctrica de cada región o país.
Mantenimiento
Sueiro, por su parte, agrega que el mantenimiento preventivo de los activos que distribuyen y transportan la energía es otro elemento clave que no puede dejarse de lado. “Si el deterioro o las fallas son inevitables, deben ser previstos y manejados de manera proactiva a través de una estrategia de confiabilidad operativa adecuada”. El experto agrega que “la mayoría de los di- señadores no planea un activo para que falle, y justamente por eso no se toman las previsiones adecuadas para tener un grado de confiabilidad aceptable, pero no nos podemos dar el lujo de trabajar a prueba y error, cuando las consecuencias pueden implicar cortes masivos de energía con serias consecuencias”.
Ellmann y Asociados, una firma consultora que pone en marcha en empresas industriales el Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad (RCM2, Reliability-centered Maintenance), sugiere los pasos para desa-rrollar una estrategia de mantenimiento que contribuya a la gestión de energía.
El RCM2 es una herramienta de trabajo en equipo interdisciplinario que busca definir las acciones de mantenimiento, teniendo en cuenta los costos de reparación y prevención, los costos generados por la pérdida de producción, de calidad y de servicio al cliente, y el nivel tolerable de las consecuencias en la seguridad y en el medio ambiente.
“Bien empleada, es una función vital para alcanzar la mejor competitividad de una compañía y una aliada esencial para mejorar la eficiencia energética”, define Sueiro, quien aclara que no se trata de un simple software, sino de “una herramienta para establecer las tareas que se deben efectuar, que ha sido ideada para ser fácilmente aprendida, instalada y utilizada”. El ejecutivo concluye que, “es un verdadero proceso en el que intervienen tres aspectos clave: las estrategias de mantenimiento y sus requerimientos, los recursos humanos (habilidades de los operadores y de los gerentes) y los recursos físicos y la administración de sus servicios, repuestos y herramientas”.
Impacto en costos
Según estimaciones de C2 Mining Solutions, la energía consumida en la minería del cobre en Chile (un buen parámetro para la región) constituyó en promedio aproximadamente un 15% del costo operacional, de acuerdo a datos de 2007.
“Esto significa que se trata de un insumo sobre el cual la administración eficiente puede ayudar en la reducción de costos, pero cuyo impacto sobre la rentabilidad de las operaciones se limita a su participación en el costo de producción”, señala Castro.
En el segmento minero, la mayor parte de la electricidad se ocupa en los procesos de concentración (minerales sulfurados) y en la electro-obtención de cátodos (minerales oxidados).
“La mayor parte de los combustibles se consume en los procesos de minas de rajo y fundición de concentrados”, detalla Castro. El volumen de producción en estos procesos está fuertemente ligado a la energía física necesaria para moler, refinar, fundir, extraer y transportar el mineral, lo cual implica que los aumentos de producción conllevan necesariamente aumentos proporcionales de consumo energético. MPA