Perú suspende permiso de proyecto Tía María de Grupo México

Perú suspendió la licencia de construcción del proyecto de cobre de la empresa Southern Peru Copper Corporation (SPCC), una subsidiaria de Grupo México, informó el viernes pasado el ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes.

Ísmodes dijo que cinco miembros de una comisión gubernamental votaron por suspender la licencia mientras se efectúa una revisión. La decisión final sobre si el proyecto se lleva o no adelante se tendrá en dos o tres meses.

El Consejo de Minería alegó que si bien la empresa ha comunicado que no iniciará la construcción de la planta de beneficio hasta lograr el consenso social, “no significa que se encuentra impedida de hacerlo, lo que podría ocasionar que la población reaccione de forma violenta”.

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En el proyecto de US$1.400 millones, el Grupo México ya ha invertido 333.9 millones a finales del 2018.

Pobladores de una localidad de Arequipa protestan desde mediados de julio, con bloqueos de carreteras, contra el proyecto Tía María. Estas manifestaciones han frenado 500 millones de dólares en exportaciones de cuatro importantes minas de cobre de la región, y han bloqueado el suministro a sus operaciones desde hace tres semanas.

Detalles

El pasado 9 de julio, el Grupo México obtuvo la licencia de construcción del proyecto de Tía María, en Perú.

La minera tenía programado un presupuesto de inversiones de capital orgánico para el 2019 de US$2.596 millones, 54% mayor que en el 2018, con el que terminará de financiar la expansión en la mina de Toquepala y comenzaría con la construcción de su proyecto Tía María. Con ello, buscaba aumentar la producción anual de cobre 13% a nivel global.

Tía María será una mina a rajo abierto y tendrá una producción de 120.000 toneladas de cobre al año. Los estudios realizados indican que hay 638 millones de toneladas de mineral con una ley promedio de cobre de 0,39%.

Según Grupo México, este proyecto usará tecnología ESDE de última generación, con los más altos estándares ambientales internacionales.

Fuente: El Economista y Gestión