Este estudio analiza datos agregados de 51 operaciones mineras en Chile, incluidas faenas de gran y mediana minería, fundiciones y refinerías, recopilados mediante la Encuesta de Producción, Agua y Energía (EMPAE).
Uno de los resultados que destaca el estudio es que, en 2023, el volumen de agua que ingresó para uso operativo en la minería del cobre fue de 73.02 m3/s, de los cuales 16.5% corresponde a aguas continentales, un 9.3% a agua de mar y un 74.2% a aguas recuperadas y recirculadas.
El total de agua fresca extraída desde alguna fuente de abastecimiento en 2023 fue de 18.83m3/s para las operaciones mineras. De este volumen, el 64% provino de fuentes continentales y el 36% de agua de mar. El proceso de concentración de minerales sulfurados representó el 76.0% del consumo total de agua en la minería del cobre, seguido por el proceso de hidrometalurgia con un 11.2%.
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Es importante señalar que, aunque en la última década ha disminuido el uso de aguas continentales, este cambio no refleja una mayor eficiencia hídrica, sino un reemplazo por agua de mar, por lo que, de ser posible, se debe perseverar y continuar avanzando en oportunidades para mejorar la eficiencia en el consumo de agua.
En el caso particular del agua de mar, al 2023 alcanzó los 6.81 m3/s, de los cuales 2.09 m3/s corresponden a agua de mar utilizada sin desalar, mientras que 4.73 m3/s es de agua previamente desalinizada. Respecto del 2022, el uso de agua de mar aumentó un 11 %.
La desalinización de agua de mar se ha convertido en una solución clave para enfrentar la escasez hídrica en la minería, pero su implementación debe considerar costos, impacto ambiental, consumo energético y las condiciones locales.