Con la llegada del nuevo gobierno de Luis Arce, la industria alemana renueva sus esperanzas en litio boliviano.
El salar de Uyuni es el lago salado más grande del mundo y ahí se encuentran hasta 20 millones de toneladas de litio que los países industrializados necesitan para la producción de baterías.
En 2018, Juan Carlos Montenegro, jefe de la empresa estatal de litio YLB, hablaba sobre un megaproyecto junto con pequeñas y medianas empresas de Alemania, que incluye la extracción de 40.000 toneladas de hidróxido de litio por año en el salar, con condiciones impuestas por Bolivia.
"El litio marca el comienzo de la era industrial en nuestro país", declaró Montenegro en ese momento.
Pero en 2019, el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, detuvo por decreto el acuerdo con los alemanes. Previamente había habido protestas por parte de la población de los alrededores de Uyuni, que exigían una mayor participación en el acuerdo.
Después Morales se fue al exilio y el acuerdo se perdió en la confusión política interna. Ahora, tras la victoria del izquierdista Luis Arce -exministro de Economía bajo el mandato de Morales- las posibilidades de reanudación del proyecto aumentan.
Dos años y medio después, el proyecto volvería a cobrar vida. "Si las compañías alemanas se ajustan a las condiciones, entonces continuaremos la cooperación", dijo Arce en una entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung poco después de ganar la elección.
El político es considerado como un pragmático que abrió económicamente Bolivia en la época de Evo Morales y llevó al Estado andino a un auge único en América Latina. Uno que no solo entiende acerca del tipo de riqueza que Bolivia tiene, sino que también sabe que se necesitan especialistas del extranjero para explotarla. Las esperanzas son mayores por el lado alemán.
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"Un proyecto de igual a igual"
Heiner Marx es el director ejecutivo de la empresa especialista en potasa K-Utec. Su compañía iba a construir las instalaciones de producción de litio en Uyuni. El acuerdo es "un proyecto de igual a igual", subrayó Marx.
"Hemos hecho a Bolivia una propuesta muy interesante que también tiene en cuenta criterios sociales y ecológicos. Una parte sustancial del valor agregado debe permanecer en la región". Los productos de desecho del proceso de fabricación podrían transformarse en fertilizantes y los especialistas podrían recibir capacitación local sobre el modelo alemán. Las células solares deben cubrir las necesidades de energía de la planta.
Después de "casi dos años perdidos" en Uyuni, Marx enfatiza que la compañía ahora quiere llegar a un acuerdo con el nuevo gobierno de Bolivia. Esto no es solo en interés de su compañía, sino de la industria alemana en su conjunto (Volkswagen, Daimler y BMW, entre otras).
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Superar la oferta original
Originalmente, se planificaron inversiones de 1.200 millones de euros (USD 1.400 millones) en Uyuni. La alianza estratégica del grupo estatal YLB, por un lado, y el promotor de proyectos de Baden-Württemberg ACISA y K-Utec, por el otro, debía extraer decenas de miles de toneladas de litio cada año a partir de 2022.
Los bolivianos tendrían el 51% de las acciones, mientras que los alemanes el 49%. El proyecto iba a durar 70 años.
Los expertos ven buenas posibilidades si las empresas alemanas mejoran su oferta. "Es comprensible que países como Bolivia quieran mantener una mayor cuota de valor agregado en el país. Es una tendencia que observamos en los mercados de materias primas de todo el mundo", afirmó Michael Schmidt, de la Agencia Alemana de Materias Primas.
Schmidt estima que la demanda de litio de Alemania podría multiplicarse hasta 31.000 toneladas anuales en los próximos cinco años.
Fuente: Europa Press